Shame
POR Guillermo Kahlo, 2012
No existen los mundos ideales, inevitablemente están ligados a su contrario, la tragedia y la añoranza.
En este contexto la idea de futuro desemboca en el tiempo del nunca.
La vida esencial en esta serie de dibujos intitulada “Shame”, de Jeanne Saade Palombo, tiene como ámbito fundamental el nunca, el tiempo del vacío. También el de la eternidad, el de la condición humana como algo irresoluble.
Siempre me han llamado la atención sus autorretratos, en ellos Jeanne se agrega años, tensiones y angustias. Como artista hace tangible lo no visible.
Los rasgos que ella incluye tienen que ver con las inquietudes que le son propias, y que al final nos son propias a todos.
Como si se tratara de una anticipación, como podrían revelarse sus sentimientos en su propia fisonomía en la medida que no fuera posible exorcizarlos a través de la pintura.
Parece que ella tiene el don de dominar sus propios fantasmas en la medida que es capaz de transportarlos al papel o a un lienzo. Pero no por un acto de magia, sino mas bien de conciencia.
El arte es una victoria sobre el tiempo.
En sus obras siempre están quienes la acompañan, su familia, sus perros, sus amigos, pero también en esta capacidad de hacer lo cotidiano algo extraordinario dialoga con quienes no ha conocido, no de forma directa pero sí a través de una extraordinaria capacidad de empatía, y de su propia intuición.
Por eso su obra nos recuerda que el tiempo es frágil.
Las horas están plagadas de belleza así como de fealdad, visibles e invisibles. Acechadas inevitablemente por la nada. Dicen que por los huecos que deja el miedo es por donde entra el mal, aquello que no reconocemos termina por volvernos su presa.
Cuando se autorretrata, Saade Palombo traza rasgos invisibles, pero que están ahí, como una premonición que se vuelve un testimonio, llegarán con los estragos del tiempo y por desconocimiento, o bien en la ausencia del tiempo. Ante su mirada provoca más estragos el tiempo no vivido que el de la propia experiencia. De igual manera da forma, marca o deforma.
Sólo el entendimiento, la compasión, la posibilidad de reconocernos como seres humanos nos devuelve al presente. Nos libera del nunca.
Somos dueños de la propia vida pero no de la de otros, interrumpir deliberadamente el curso de la vida y la existencia hace del mundo ideal imaginado escenario para el terror.
La serie de obras “Shame” como un mérito, encarna la polaridad de la conducta humana, la capacidad creadora, o de procrear, entrelazada a la de destruir. Su argumento es la ética médica durante el holocausto. La posibilidad de incidir en la mejora humana a través de transgredir la secuencia de la vida y la genética. Es un argumento, mas no el tema, su tema es la ausencia de argumentos a la que conduce esta añoranza.
El tema de todas sus obras es la vida como algo sagrado, su relación con el tiempo, ya sea que se trate de la de un animal, la de la amistad o la de quienes no conoció.
¿Como hacer que el vacío no nos invada los segundos y los minutos del día? ¿Al final la vida entera? Reconociéndolo, observándolo.
Dicen que lo que separa a los hombres son sus creencias, lo que los une son sus pasiones. Es inevitable ver las obras de Jeanne.
Sus dibujos son nuestro propio retrato, porque son un recordatorio de que vivir es imprescindible y renacer cada día algo ineludible.
No hay un mundo perfecto, pero sí uno más habitable.
Ella llena de entusiasmo y de arte el mundo que le rodea, para hacernos ver que detrás de aquello que nos atemoriza está la belleza y la verdad.